La Reserva Forestal Thomas Van Der Hammen en la ciudad de Bogotá

Tomada de: extroversia.universia.net.co

La realidad ambiental que envuelve nuestras ciudades, con la desconexión entre ecosistemas, la fragmentación del sistema natural por causa de la expansión de la ciudad, el mal manejo de los escombros y las basuras, ha puesto en riesgo la sostenibilidad de nuestro entorno, propiciando la extinción de animales, plantas y en general de todo el ecosistema que rodea nuestras ciudades.

En Bogotá ya se ha perdido el 82% de los bosques de las regiones subandinas, el 80% de las quebradas, el 95% de los humedales y debido al cambio climático podemos perder para el 2020 más del 40% de los páramos, que son los ecosistemas que nutren de agua a la ciudad.

Es por esto, que el gobierno distrital a través de la Secretaria de Ambiente, declara la Reserva Thomas van der Hammen, como espacio natural de interés público de la ciudad, con el fin de proteger los flujos hídricos de la ciudad, delimitar un territorio ambiental que ayude a mitigar los riesgos de inundación, ayudar a la conectividad ecológica y preservar el balance ambiental de la Sabana de Bogotá por medio de una normativa que aporte los lineamientos y parámetros que le den gobernanza a este territorio que está siendo devorando por la expansión urbana.

La Reserva Thomas van der Hammen, último relicto de bosque tropical húmedo, con características ecológicas únicas que proporcionan uno de los mejores drenajes de suelo de la Sabana de Bogotá, ecosistema que no existe en ningún otro lugar en el mundo, que impacta a nivel regional y que cuenta con especies arbóreas y de animales de carácter endémico, se convertirá en el puente ambiental que haga la conexión entre el ecosistema de los Cerros Orientales, el Cerro y humedal de la Conejera, el valle aluvial del río Bogotá, y los humedales de Torca Guaymaral, así como la planicie conectante, que además de constituir la principal fuente de recarga de acuíferos de la Sabana Norte, presenta los mejores suelos para actividades agrícolas, los cuales ameritan un manejo ecosistémico, regional e integral que garantice su protección y uso racional.

En este video se pueden ver la ubicación y conectividad que se quiere propiciar por medio de la Reserva.

Para esto la administración distrital emitió la Resolución 835 de 2015 que declara como suelo de utilidad pública y de interés social 1.228 hectáreas de la Reserva y el suelo urbano circundante, para lo cual dispondrá de 110 mil millones de pesos del presupuesto de la Administración y 19 mil millones de la CAR para compra de predios y consolidación de la reserva.

Dentro de los impactos ambientales asociados a la generación de esta medida tenemos la recarga de acuíferos que evitarán las emergencias por escasez de agua, la consolidación de un espacio para la investigación científica y el ecoturismo y que la ciudad cuente con el bosque más grande de América, cinco veces más extenso que el Central Park de New York.

En este momento la CAR y la Alcaldía de Bogotá ponen en marcha la planeación de realizar de forma participativa el diseño de la reserva y su método de administración.

El Plan de Manejo Ambiental, para esta zona ubicada al norte de Bogotá, incorpora entre otros componentes la zonificación ambiental de la reserva en: Zona de restauración con 561 hectáreas, zona de preservación con 82 hectáreas, zona de protección al paisaje con 138 hectáreas y zona de uso sostenible con 613 hectáreas.

En el siguiente video, una conferencia donde la Secretaria de Ambiente Distrital, Susana Muhamad, habla sobre el tema. Lo mas relevante se puede ver del minuto 14 al minuto 20.

Obviamente, dentro de este plan se encuentra darle un ingreso a la ciudad para su mantenimiento y protección por de la reglamentación de nuevos usos entre los que se destacan: Equipamientos para guardabosques, fuerza pública, y organismos de socorro, el ecoturismo y la recreación activa como cable vuelo (canoping), escalada en pared artificial, paintball en ambiente natural, ciclorrutas y cabalgatas, entre otros.

Dentro de los usos, lo significativo es que queda claro que en estas más de 1.400 hectáreas está prohibida la construcción de vivienda nueva, de nuevas vías, como los proyectos de la ALO o extensión de la Avenida Boyacá, que atravesaba esta zona y afectaba los humedales Guaymaral- Conejera.

Para poder lograr todo esto y construir el bosque soñado dentro de esta Reserva, la gobernanza ambiental es el primer paso, ahora viene el paso mayor, defender esta gobernanza y no dejar que los intereses particulares sobre la explotación del suelo se apoderen de los intereses plurales de conservación de un territorio que es el que ayuda a proveer de agua a toda la ciudad.

Tomada de: soachailustrada.com

Ojalá las entidades distritales sigan dando todo de sí para poder hacer de esta Reserva un espacio para la protección de los ecosistemas de la Sabana y forme parte del espacio público de la ciudad sin convertirse en el negocio de algunos pocos que se enriquecen a punta de explotar con “paseitos a caballo, paint ball y canoping” el relicto que queda de nuestro bosque húmedo tropical de Sabana.

Demos entonces la bienvenida a la Reserva Thomas van der Hammen, como un nuevo espacio, que aunque ya existe debe ser delimitado para poder ser protegido de la expansión urbana, los intereses particulares y el “desarrollo” de la ciudad que tiene como prioridad el valor de lo explotable económicamente y desconoce el impacto ambiental que generan esta clase de acciones.

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